martes, 1 de junio de 2010

ritmo

En un quiosquito que yo esperé que fuese un gran escenario se presentó una banda de salsa, cubanos; fuimos emocionadas de sentirnos identificadas.
Ahí en el pasto estaban sentadas muchas personas entre el picnic, las carreolas y los sombreros. En el quiosco se acomodó la banda con todos sus instrumentos y comenzaron un suave bamboleo de son cubano.

Primera impresión: Fuimos por una cerveza, un jugo y un refresco a la cafetería del parque, al volver. Dos señores dando algunos giritos, aritmicos pero al menos habrán tomado algunas lecciones. Frente a ellos una señora, tal vez tendría 80 años, su cabello rizado, sus lentes grandes, su traje sastre con faldita en color azul, unos pendientes grandes, está ahí haciendo malabarismo al ritmo de la música, tres bolitas que suben y bajan, que saltan entre sí y vuelven a hacer lo mismo una y otra vez. Ella ha seguido toda la canción repitiendo su destreza, termina la canción y comienza otra vez con las siguientes notas.

Nos sentamos y frente a nosotras dos hombres parados, uno tiene el pelo muy largo, unos shorts y mueve los brazos simulando volar, sacude los dedos y brazos y de rato en rato mueve la cabeza alocadamente.

Atras de nosotras hay dos chicos jovenes, no tanto. Pretenden mover sus caderas al ritmo pero han conseguido mover los pies como si de matar arañas de tratará. Hacen el mismo movimiento una y otra vez, adelante y atras, adelante y atras.

Justo a nuestro lado un grupo de señoras hacen una coreografía, pudieron agarrar el sonidito, pero sus cuerpos son como tablas que mueven las piernas al mismo ritmo.

Concluimos que no han sido dotados con este don para bailar nada que implique un movimiento de caderas.

Se acaba la música y como si nada vuelven al pasto o toman sus cosas y marchan hacía otra parte. Los aritmicos han de esperar el siguiente concierto para sentirse felices y nada avergonzados.

2 comentarios:

Black Bird dijo...

jajajaja que mala que criticas a la gente del primer mundo que hace su mejor esfuerzo por mover las caderas con ritmo...

yo me acuerdo mucho de aquel concierto en el centro con goran bregovic: yo iba con unos chicos de la fac, fue un precioso domingo y llovio hasta el cansancio. unos chicos habían ido a verlo un día antes al teatro de la ciudad y se habían encontrado a unas chicas de los balkanes (croatas, yugoslavas que se yo...) que se pararon junto a nosotros; por supuesto que no faltaron los finos personajes citadinos diciendo "piropos", mientras se relamían los bigotes.
a pesar de eso yo recuerdo que no podía dejar de verlas bailar, era un espectáculo fantástico como se movían al ritmo de "su" música...

en fin, tal vez el primer mundo y el baile sean excluyentes...

NiNa dijo...

Así es¡¡¡ Creo que de acuerdo a las culturas hay habilidades.... el bailes creo que tiene toda una explicación antropologica jaja¡