viernes, 18 de junio de 2010

noche

Caminamos hasta el Bar Italia, las calles estaban llenas, gente con poca ropa que salió a disfrutar del calor.
Este pequeño lugarcito se abrió hace muchos siglos, cuando los migrantes italianos llegaron a Londres huyendo de la pobreza de su país; Soho se convirtió en su casa, hubo una epidemia de colera y mucha gente murió, la pobreza era muy evidente.
Todo esto lo fue relantando él en el camino.
Ahora Soho es un barrio de moda, lleno de bares y clubs, sobre todo gays.
Vimos el partido, México - Francia, hablamos mucho sobre lo que estaba pasando en México y la situación actual de Bolivia. Gritamos al unisono con los dos goles que hicieron ganar a México en un partido que apenas si vimos pues estabamos ocupados en otras pláticas.

Salimos de allí y acordamos que teníamos hambre. - ¿Quieres ir a probar higado? - me dijo. A lo que contesté que si bien me había aventurado a muchas cosas no se si sería algo que se me antojase de entrada. Se burló de mí y luego sin decir nada caminamos al río.

La luz se fue difuminando en el cielo, los colores cambiaron de rosas a morados hasta convertirse en una completa oscuridad. Pasamos el puente, ese de donde se ve todo, de un lado la rueda que da vueltas, siempre iluminada, del otro lado los edificios y la iglesia con una cúpula enorme. Nos detuvimos en el puente a mirar, sentir el viento fuerte revolviendonos todo el pelo.

Al fin entramos a un salon cubierto de vidrio, se veía el río y las luces por todas partes en la ciudad.- Pizza porfavor - dijo, comimos pizza hasta cansarnos. Un ratón pequeño empezo a revolotear por ahí, caminó sin prisa ni culpa por debajo de las mesas, volteo, y siguió su recorrido.
El gerente fue a disculparse por la presencia de aquel pequeño.

Salimos, cogimos el puente nuevamente, nos detuvimos en la parada de buses, pasadas las 12, sólo queda el bus de noche.

Me abrazó con fuerza, me fuí.

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