miércoles, 9 de junio de 2010

buses

Lo más ironico del mundo es viajar en el peor autobus del mundo en el primer mundo.

He viajado cientos de veces en autobus, de todas las clases y he logrado encontrarle el encanto al asunto, excepto porque no logro conciliar el sueño ni un poquito cuando de viajar de noche se trata.

- Esto es de no creer- le digo a mi amiga, refunfuñando y quejandome con amargura. - Se supone que estamos en el primer mundo y estos son los peores autobuses en los que me he montado. Bolivia es de los países más atrasados y tiene una línea de autobuses, mejor que avión¡ -
Se rie y me dice - ¿en serio? -

Y ahora que lo pienso es totalmente en serio. Hay esos autobuses que son como unas latas viejas, rechinan y siempre estan sobrecargados, la gente parada en medio de bolsas y atados con papas, animales y las ventanas clausuradas, por supuesto no imaginar la carretera. Cientos de horas después uno llega a los pequeños pueblos de este país. Pero también están los otros, autobuses de dos pisos con acientos muy espaciados entre si, con sólo tres hileras. Se reclinan tanto que casí uno queda acostado, sin mencionar la bajadita para poner los pies. Estos van de ciudad a ciudad.

En Chile también son bastante modernos, los asientos son amplios, pero no tanto como los anteriores, pero eso sí, hay servicio de comida como de avión, el asafato pasa con una charola sirviendo comida empaquetada a la hora exacta.

En México está la línea general, Normales, los asientos no se reclinan tanto, pero son soportables, el aire acondicionado siempre es o muy frío o muy caliente, un estandar cualquiera. Pero por ahí uno se encuentra esos llamados ¨guajoloteros¨ donde los pollos gritan encima de uno, la gente va parada y todo cruje dentro del bus.

Pero nada peor que pagar el triple que cualquiera de los anteriores y viajar en uno en el que el asiento siempre ira totalmente horizontal, el espacio entre uno y otro hace que al termino del viaje las rodillas esten rojas como después de haberlas golpeado una y otra vez contra el asiento frontal. Después de mucho tiempo, de Londres a Escocia o viceversa, no he podido dormir ni media hora corrida, mi espalda comienza a resentirse por no mencionar mi cuello.

He de olvidar todo malestar pues otros dolientes se han sumado a la plática y más bien hemos tornado la conversación larga, el sol comienza a salir lentamente y el cielo cambia de colores y tonalidades.

No hay comentarios: